El Gobierno ha propuesto una actualización de las cuotas de los trabajadores autónomos a partir de 2026 que conserva el número de tramos pero que sube considerablemente las cuotas a ingresar en función del tramo. Esto ha generado una gran polémica ya que dicha subida se hace en un contexto de crisis de muchas empresas y empresarios autónomos tras varios años de subidas constantes de impuestos, cotizaciones sociales, SMI de los trabajadores, etc. Esta polémica sabiendo que el 2026 es año electoral, ha hecho que el Gobierno decida moderar dicha subida. Las rentas más bajas mantendrán sus aportaciones y se prevén subidas moderadas en los tramos medios y altos. En este artículo explicamos qué cambios se plantean y cómo han evolucionado las cuotas en los últimos años.
¿Cuál es la diferencia entre autónomo y empresario?
Un autónomo es una persona física que realiza una actividad económica por cuenta propia, de forma habitual y directa, sin estar vinculada a un contrato laboral. Este colectivo cotiza a la Seguridad Social a través del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), lo que le otorga derechos en materia de asistencia sanitaria, prestaciones y jubilación.
Un empresario (también llamado autónomo societario) es un autónomo que ha decidido constituir una sociedad mercantil sea cual sea su forma jurídica de tal forma que la titular de la actividad a partir de ese momento es la sociedad.
La principal diferencia, entre muchas otras, es que el autónomo es responde con todo su patrimonio presente y futuro y el autónomo societario o empresario responde con el activo de la sociedad titular de la actividad.
En ambos casos existe obligación de darse de alta en el Régimen General de Trabajadores Autónomos (RETA) y pagar la cuota de cotización todos los meses.
Evolución de la cuota de autónomos
La cuota de autónomos representa una de las principales obligaciones económicas de este colectivo y su evolución tiene un impacto directo en el nivel de productividad de la actividad ya que una subida exige que ser más productivos si queremos mantener el mismo nivel de ingresos.
Durante los últimos tres años, las cuotas sociales de los autónomos han experimentado varios ajustes con el objetivo de las mismas reflejaran los ingresos reales:
- 2022: la cuota mínima ascendía a 294 euros mensuales.
- 2023: y 2024: entró en vigor el sistema de cotización por ingresos reales, con cuotas variables según los rendimientos netos.
- 2025: la cuota mínima para los tramos más bajos se situó en torno a los 200 euros mensuales, consolidando una reducción en los niveles más modestos.
¿Qué cambios se plantean para 2026?
La propuesta del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para 2026 mantiene el modelo actual, pero con algunos cambios:
- Los autónomos con ingresos inferiores a 1.166,70 euros netos al mes verán congelada su cuota.
- Los tramos intermedios y altos experimentarán incrementos entre 2,9 y 14,75 euros mensuales, dependiendo del nivel de ingresos.
- Los profesionales con rendimientos más elevados podrían llegar a pagar más de 600 euros al mes en cotizaciones.
Estas medidas se enmarcan en la reforma iniciada en 2023, cuyo propósito es garantizar una mayor proporcionalidad entre ingresos y aportaciones. No obstante, su aplicación podría comprometer la viabilidad de muchas pequeñas empresas, especialmente en un entorno económico de inflación e incertidumbre.
Los nuevos autónomos que se den de alta en 2025 o 2026 seguirán pudiendo acceder a la tarifa plana de 80 euros al mes durante el primer año. No obstante, si los ingresos netos se mantienen por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (1.184 € brutos x 14 pagas) la reducción podrá extenderse un segundo año más.
Esta medida continúa siendo una herramienta útil para facilitar el inicio de la actividad, aunque resulta insuficiente para poder mantener el negocio teniendo en cuenta la carga fiscal y de seguridad social que soportan los autónomos, sobre todo los primeros años en los que no suele haber beneficio.
En resumen…
La actualización de cuotas prevista para 2026 busca reforzar la sostenibilidad del sistema y mantener la progresividad introducida por los cambios legislativos de 2023. Sin embargo, desde una perspectiva económica y social, su puesta en práctica supone un palo en la rueda para mantener el nivel de productividad de muchas empresas y supone un freno para aquellos que se estén planteando emprender un negocio en España.
En este contexto, resulta recomendable realizar un estudio de la situación actual del negocio y planificar las reformas que sean necesarias para paliar a los posibles incrementos fiscales y de seguridad que se pretendan aprobar a partir de 2026.
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