En junio de 2022 el Gobierno anunció un nuevo paquete de medidas a la ciudadanía válido hasta el 31 de diciembre de 2022 consistente en un cheque de 200 euros para familias con ingresos inferiores a 14.000 euros al año, una rebaja del 50% en abonos de Renfe y del 30% en el precio de los abonos de transporte público de las Comunidades Autónomas, la ampliación de la subvención a los carburantes consistente en la reducción de 20 céntimos por litro de carburante y la rebaja del IVA de la luz del 10% al 5% que supondrá un ahorro medio de tres euros al mes por hogar.
La realidad es que el incremento desmedido de la inflación desde hace un año aproximadamente ha abierto el debate sobre si el Gobierno debería de optar por medidas más comprometidas y que supongan un esfuerzo real por parte de la Administración como es la de bajar los impuestos y reducir el gasto público o por el contrario, seguir ofreciendo pequeñas ayudas a los contribuyentes que son como diría el dicho “pan de hoy y hambre para mañana”.
¿Bajar o no bajar los impuestos?
El gobierno insiste en que bajar los impuestos mientras se aumentan significativamente los precios al consumidor no es una buena medida, pero la cuestión es ¿por qué?
La ministra de Hacienda, Mª Jesús Montero, comentó que medidas como la de rebajar el tipo del IRPF, beneficiaría no sólo a las personas de renta baja o media, sino también a las que ganen más de 100.000 euros, como si eso fuera el verdadero problema.
El ministro de Economía, Gonzalo García Andrés, también comentó que bajar los impuestos cuando la inflación está en estos niveles va en contra de la intuición económica y que ya se habían aprobado unas medidas de apoyo a la ciudadanía financiadas por el gobierno.
La realidad es que el incremento desbocado de la inflación ha generado un aumento de la recaudación fiscal sin precedentes de la que los políticos se están beneficiando en gran medida. El Gobierno ha optado por aumentar el gasto público y dar a cambio una serie de reducidas ayudas a colectivos concretos en vez de bajar los impuestos para que el dinero se quede en el bolsillo de los contribuyentes aumentando su poder adquisitivo y paliando la situación de crisis en la que viven muchas familias.
Críticos y defensores de bajar los impuestos
Entre los defensores de mantener los impuestos intactos está el Fondo Monetario Internacional, que, después de actualizar su perspectiva global, apuesta a que se aumentarán en caso de las grandes empresas y las que tengan emisiones de CO2 más altas, y se aumentarán igualmente los impuestos a la propiedad.
El objetivo es mantener impulsar el gasto social y la inversión pública.
Desde el Banco Central de España argumentan que cualquier actuación relacionada con la bajada de impuestos debería ser temporal, con el fin de controlar el déficit público estructural, especialmente por la elevada inflación.
En la CEOE y Cepyme apoyan la bajada de impuestos, pero también recomiendan otras medidas como la de recortar el gasto de las Administraciones Públicas y rastrear la evasión fiscal.
Entonces ¿se deben bajar los impuestos?
La experiencia en muchas Comunidades Autónomas nos dice que las rebajas fiscales a la larga aumentan el gasto y por tanto la recaudación de otros impuestos como el IVA o el Impuesto de transmisiones patrimoniales, y reduce la evasión fiscal lo que se traduce en un aumento de la recaudación.
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