Las nuevas tecnologías han traído consigo nuevos modelos de negocio. Uno de ellos se basa en personas conocidas comúnmente como «influencers», «youtubers» o «instagramers», que operan a través de plataformas digitales de gran disfusión donde suben contenidos periódicamente, exhibiendo o recomendando productos o servicios, y que cuentan con muchos de seguidores que los adquieren. Esta forma de operar puede entenderse como una nueva fórmula de marketing y publicidad.
La pregunta que nos surge es: ¿los influencers tienen que tributar?
La realidad es que los influencers muestran productos o recomiendan servicios de forma “aparentemente” desinteresada pero existe una verdadera relación entre estas personas y las empresas que se valen de ellos para darse a conocer no siempre sujeta a una correcta tributación.
Desde el año 2018, la Agencia Tributaria esta considerando la práctica de estos influencers como una verdadera actividad económica ejercida por cuenta propia con continuidad y publicidad, y obligando en consecuencia a cumplir con las correspondientes obligaciones tributarias.
En este sentido los influencers tendrían la obligación de darse de alta en Hacienda en el censo de empresarios, profesionales y retenedores, y declarar los ingresos obtenidos en metálico o en especie (a través de los famosos “regalos” que los influencers reciben de las distintas empresas) como rendimientos de actividades económicas. A esto habría que añadirle una factura sujeta a IVA que el influencer debería emitir por cada operación ya que los servicios de publicidad y relaciones públicas se encuentran sujetos a tributación.
Por otro lado las empresas también tendrían la obligación de practicar las correspondientes retenciones e ingresos a cuenta sobre los regalos o cantidades abonadas a los influencers por su trabajo.
En resumen, la Agencia Tributaria está considerando que esta actividad ejercida a través de plataformas tecnológicas y redes sociales de gran alcance, es una nueva forma de marketing y publicidad que debe cumplir con sus obligaciones legales como todas las demás, por lo que su elusión fiscal podría traer importantes consecuencias tanto para los influencers como para las empresas que trabajan con ellos.
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