El nuevo documental de Netflix, «El Caso Asunta (Operación Nenúfar)» relata uno de los casos más complejos e impactantes de la historia criminal española.
La producción ha sido elaborada a partir de una minuciosa recopilación de entrevistas y testimonios para reconstruir los detalles que giran alrededor del asesinato de la menor Asunta Basterra Porto en septiembre del año 2013 y el posterior juicio en el que los acusados, sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, fueron condenados por asesinato.
La nueva serie perteneciente al género “true crime” (crimen real) que tanto se ha puesto de moda, ha logrado captar la atención de numerosos espectadores en todo el mundo.
El Proceso Judicial
El juicio comenzó en septiembre del año 2014 y fue uno de los más mediáticos de España. La defensa jurídica de Rosario Porto y Alfonso Basterra intentó demostrar que había una falta de pruebas concluyentes y sugirió la posibilidad de una tercera persona involucrada. Sin embargo, el informe forense reveló que la menor había ingerido una dosis significativa de Lorazepam, suficiente para causar somnolencia extrema que no podía haber sido autoadministrada y que además presentaba signos de asfixia mecánica. Estas pruebas fueron cruciales para establecer que la muerte no fue accidental.
Además, varios testimonios de vecinos y amigos fueron claves para demostrar que había contradicciones en la coartada de la madre adoptiva, Rosario Porto.
Finalmente, casi dos años después el 30 de octubre de 2015, Rosario Porto y Alfonso Basterra fueron declarados culpables del asesinato de la menor y condenados a 18 años de prisión cada uno ya que el tribunal consideró que ambos actuaron de manera conjunta para planificar y ejecutar el crimen.
El caso Asunta destacó la importancia de las pruebas testimoniales y periciales forenses en el esclarecimiento de los hechos.
Influencia mediática
El seguimiento mediático del caso Asunta planteó muchas preguntas sobre la posible influencia de los medios de comunicación en la opinión pública y en propio proceso judicial lo que supuso que tomaran una serie de medidas a posteriori para mejorar la protección de menores en estos casos y se regulara la cobertura mediática en juicios de gran interés público.
Reflexión Final
El documental de Netflix sobre el caso Asunta se suma a la lista de documentales del género true crime que ha abierto un debate social sobre lo apropiado o ético de producir este tipo de series.
En este tipo de producciones se exponen los detalles de un trágico crimen que, si bien por un lado puede generar morbo o curiosidad, por otro, el lado de las víctimas, puede generar un impacto emocional muy doloroso.
El juez del caso Asunta en la vida real, José Antonio Vázquez Taín, a quien encarna Javier Gutiérrez en la ficción de la serie, se ha pronunciado sobre el documental en una entrevista en ABC diciendo que una de las pegas de la serie en su opinión es que el foco de la misma está muy centrado en los padres Rosario y Alfonso, perdiéndose una gran oportunidad de homenajear a la niña.
En este sentido el caso Gabriel Cruz, menor asesinado por parte de la expareja de su padre, Ana Julia Quezada, podría convertirse en el próximo estreno del true crime y ante este hecho su madre, Patricia Ramírez, ha intentado paralizarlo convocando una manifestación que se celebró en Almería ya que no entiende que “alguien intente lucrarse con el asesinato de su hijo”.
Lo que nos debería invitar a una profunda reflexión, ¿hasta qué punto es ético?
La realidad es que los límites de este género no están regulados claramente en la legislación española y pese a que existe libertad de expresión y comunicación hay derechos que podrían entrar en colisión como el Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen regulado en el Art. 18 de la Constitución Española que establece o el Derecho al honor, a la intimidad personal y a la propia imagen regulado en el Art. 46.5 de la Ley de Infancia y Adolescencia de la Comunidad Autónoma de Andalucía que va más allá, y establece que “En los casos de violencia sobre la infancia y la adolescencia, se pondrá especial énfasis en el respeto y la protección de este derecho fundamental de las víctimas y otras personas menores familiares o allegados, incluso en los casos de fallecimiento o desaparición traumática. La difusión de la imagen de la persona o personas menores deberá autorizarse expresamente por sus progenitores o sus herederos.”
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