Llevamos años hablando de crisis en el sistema de pensiones, pero la realidad es que ya no funciona. Si sumamos el envejecimiento de la población derivado el aumento de la esperanza de vida y el bajo índice de natalidad no hay relevo generacional posible y si eso añadimos el elevado porcentaje de paro y la inminente jubilación de la generación del baby boom la situación se hace insostenible.
La ley 21/2021, de 28 de diciembre, de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones, entró en vigor en enero de 2022 y reguló en su Disposición Final Cuarta el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI).
Dicha Disposición establece que “con el fin de preservar el equilibrio entre generaciones y fortalecer la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social en el largo plazo”, se establece un mecanismo de equidad intergeneracional a partir del 1 de enero de 2023.
Este mecanismo tendrá una duración temporal siendo el primer periodo de diez años, hasta 2032. A partir de ese momento se verificará periódicamente si el sistema es suficientemente solvente o hace falta tomar medidas nuevamente.
¿Cómo funcionará el MEI?
Actualmente todos los trabajadores por cuenta ajena y autónomos cotizan para la jubilación. Este sistema establece una cotización adicional para todos los trabajadores independientemente de sus ingresos, es decir, el porcentaje sobre la cotización será el mismo para todos.
La cotización será de 0,6 puntos porcentuales y de esta cantidad, los empresarios pagarán un 0,5% y los trabajadores pagarán el 0,1% restante. Mientras que en el caso de los autónomos los sindicatos calculan que el pago medio será de unos 5 euros al mes.
Por ejemplo, ante una nómina de 2.000 euros brutos, el incremento del 0,6% supondría una cuota de 12 euros al mes de los cuales 2 euros los pagaría el trabajador y 10 euros los asumiría la empresa.
Esta medida es finalista, es decir, tiene como objetivo nutrir el Fondo de Reserva de la Seguridad Social o dicho de otra manera, volver a llenar la hucha de las pensiones de tal forma que el Gobierno de turno no podrá usar este dinero para otro fin.
Sustituye al antiguo Factor de Sostenibilidad aprobado por el PP
La antigua medida aprobada por el PP establecía que, a partir del 2023 las pensiones se reducirían si aumentaba la esperanza de vida desde los 65 años del beneficiario. La medida suponía recortes de hasta el 20% en las futuras pensiones.
La diferencia con la antigua medida es que el MEI no afecta por el momento a la cuantía de las pensiones. Pero eso no quiere decir necesariamente que vaya a funcionar.
Medida temporal
Esta medida es temporal siendo el primer periodo de 10 años.
El Gobierno pretende recaudar hasta 2032 unos 22.000 millones de euros aproximadamente para cubrir el coste de las futuras pensiones.
Pero la realidad es que la cantidad de 22.000 millones que se espera recaudar son los equivalentes a una de las dos pagas extra que abona la Seguridad Social a los pensionistas a lo largo del año, lo que hace dudar de su viabilidad.
No obstante, el Gobierno ha previsto que si llegado el momento el mecanismo de equidad intergeneracional no ha sido suficiente y se mantiene el déficit de la Seguridad Social entraría en juego la segunda parte del mecanismo, que consiste básicamente en sondear de forma consensuada entre Gobierno, partidos políticos y agentes sociales para aumentar la cuota adicional de cotización, recortar las pensiones o una combinación de ambas.
Conclusión
Lo que carece de sentido es seguir poniendo parches a un sistema de cotización que hace aguas hace años.
Antiguamente tenía sentido que las pensiones de jubilación se abonaran con las cotizaciones de los trabajadores del momento pues el nivel de trabajadores y pensionistas estaba a la par. Pero con el envejecimiento de la población y el bajo índice de natalidad la pirámide se ha invertido, es decir, cada vez hay más pensionistas y menos trabajadores que por lo que más pronto que tarde no habrá dinero para abonar las pensiones de gente que ha trabajado durante toda su vida.
Deberíamos reflexionar sobre la implantación de otros sistemas como la conocida “mochila austríaca de pensiones” en la que cada trabajador contribuye a su propia jubilación con aportaciones consensuadas con la empresa a un fondo privado de pensiones.
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